La electricidad es un bien esencial para cualquier economía, pero su funcionamiento como mercado es complejo. Desde finales del siglo XX, Europa ha transitado de un modelo de control estatal, con precios regulados, a un modelo de mercado liberalizado, donde los precios se forman mediante la oferta y la demanda. Esta transformación ha sido uno de los cambios más significativos del sector eléctrico europeo