El impacto medioambiental de la facturación electrónica frente a la facturación en papel es evidente: por cada millón de facturas electrónicas enviadas se evitan 18,9 toneladas de CO2. Según datos de Voxel, una gran cadena hotelera internacional puede generar entre 3 y 6 millones de facturas al año, y un banco de camas internacional puede procesar más de 10 millones de facturas al año