Conflictos, insatisfacción, ausencia de comunicación, pérdida de autoridad, desavenencias, rupturas. Las relaciones familiares no siempre son una balsa de aceite, pero su estado vital puede mejorar y tornar en nuevas dinámicas que mejoren la convivencia gracias al coaching familiar, un proceso de acompañamiento reflexivo que puede maximizar el potencial del grupo e incluso reforzar los lazos entre sus miembros