Muchas mujeres que han tenido cáncer de mama deben tomar una medicación basada en inhibidores de la aromatasa para evitar una recaída lo que, en algunos casos, les provoca inflamación y dolores en las articulaciones, también llamadas artralgias. Esta circunstancia hace que la calidad de vida se vea reducida, hasta el punto de que un 40% de las pacientes interrumpen el tratamiento pautado por su médico, principalmente por estos efectos secundarios