Con un origen completamente orgánico y un impacto medioambiental prácticamente neutro, la utilización de este gas para propulsar motores permite a las administraciones avanzar hacia un transporte urbano sostenible en un momento clave del debate sobre la gestión europea de la política energética. Su facilidad de transporte, asequibilidad y rendimiento convierte al biopropano en una energía idónea para que las flotas de autobuses y camiones urbanos ayuden a conseguir la neutralidad climática en 2050