Dicen que la distancia es el olvido… o no. Al menos, no cuando esa distancia es solo física e impuesta por las circunstancias laborales. Porque, aunque para muchos suponga un alivio que el teletrabajo les haya librado de tener que verle la cara, (o la mascarilla), a ese jefe, compañero, proveedor o cliente que, por decirlo suavemente, no es santo de su devoción, ese alejamiento es temporal, parcial o está lejos de ser la solución a sus problemas