Este tipo de inmuebles, por su antigüedad, suelen presentar grandes deficiencias en cuanto a confort, habitabilidad, accesibilidad, consumo de energía o seguridad estructural. Para adaptarlas a las necesidades actuales, la mejor opción es la rehabilitación sostenible, tanto por las ayudas económicas que ofrecen las administraciones públicas, como por sus ventajas: menor demanda energética, mayor durabilidad o incremento del confort