El planeta y la economía, parecía que giraría eternamente impulsados por el turismo, ese gran aliado para un país como España, de sol y playa. Hasta que llegó la COVID-19 y dejó de girar: Semana santa sin procesiones, Valencia sin fallas, Venecia sin turistas en los canales, Madrid vacío, cielos sin aviones, fronteras cerradas, más de un tercio de la población mundial confinada, mirando el mundo a través de la ventana, o de la pantalla. Un nuevo panorama para el turismo y la supervivencia de las agencias