Viajar en un crucero es una experiencia que, aunque levante ciertas preguntas y sea cuestionada por aquellos que tienen miedo al mareo o claustrofobia, siempre deja un buen sabor de boca. No solo dejas de pensar instantáneamente en la maleta, sino que además, cada día amanece en una ciudad nueva para poder descubrir junto a la pareja o los amigos aquello que más nos interese