La trascendencia psicológica de un tratamiento de estética dental -por ejemplo unas carillas de porcelana o una ortodoncia invisible- tiene un impacto inicial sobre la autoestima y la seguridad en si mismo muy considerable. Sin duda, más que la mayor parte de los tratamientos de medicina y cirugía estética facial habituales. Una sonrisa bonita y blanca tiene un poder de encantamiento indudable: ilumina el rostro, rejuvenece, cautiva, abre puertas, seduce…