La independencia económica es mucho más que tener unas finanzas saneadas; es una forma de libertad. Para muchos colectivos, como mujeres, autónomos o jóvenes emprendedores, el acceso a la financiación ha sido históricamente un camino lleno de barreras. La experiencia de depender de terceros o de enfrentarse a un sistema que no comprende sus realidades es una fuente de frustración, como reflejan miles de opiniones