La exposición digital a estímulos cada vez más rápidos y constantes afecta a la atención sostenida, con una menor tolerancia a la frustración y mayor impaciencia cuando las recompensas no son inmediatas, además de crear interacciones más superficiales y una menor capacidad de escucha. Qustodio recomienda a las familias limitar el tiempo en las pantallas, fomentar actividades que impliquen espera y concentración, y establecer horarios y espacios libres de dispositivos, además de predicar con el ejemplo