Ni una gota de aceite en el suelo, ningún ruido estruendoso en el ambiente que pueda perturbar el ritmo cadencioso del trabajo, cada pieza, cada instrumento, en perfecto orden… No, no es el taller de un relojero aunque pudiera parecerlo. Se trata de las instalaciones de Lamborghini en Sant’Agata Bolognese (cerca de Maranello, morada de su gran rival Ferrari). En la factoría italiana todo está ya dispuesto para que sus «orfebres» empiecen a trabajar en una nueva obra de arte, el Lamborghini Huracán.