El coste que supone no actuar es alarmantemente elevado: si la comunidad mundial no asume una acción inmediata para acelerar los progresos, alrededor de otros 35 millones de niños podrían morir entre 2015 y 2028, en su mayoría por causas que se pueden evitar. Pero el informe demuestra que es posible lograr grandes mejoras en supervivencia infantil.