Voces de los niños en emergencias: los ojos del terror
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Nota de Prensa
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Durante dos días
visitaron el
campo de refugiados de Za'atari y a varias
familias de refugiados sirios que viven en la ciudad de
Zarqa. En 48 horas, las cosas pasan muy rápido, concentrados en el trabajo que había que hacer y en compartir tiempo con los niños y las familias... esas familias que se emocionaron e insistieron en que la visita se repitiera algún día. "Ojalá en Siria", decía algún padre, y también
Saba, nuestra niña perfecta anfitriona en Za'atari, que sólo quiere poder
ir a la universidad cuando acabe la escuela. Todo ocurrió muy rápido, las familias, las escuelas, decenas de niños jugando con Irene, las explicaciones de todo el trabajo que se realiza, las necesidades de presente y futuro... UNICEF, con el apoyo de la UE, abastece de agua a las casi
100.0000 personas que viven en
Za'atari; son unos
3,8 millones de litros de agua cada
día, un gasto permanente mientras el campo exista. El agua es sólo un ejemplo. Hay que sumar
escuelas, profesores, atención psicosocial, saneamiento... todo lo que necesitan los cerca de
60.000 niños que viven en esta ciudad temporal en medio de la nada. Sólo porque
una guerra les obligó a huir de casa.
'VOCES DE LOS NIÑOS': MIRADAS ROTASEn el avión de regreso,
Irene descarga
fotos, para
donar a UNICEF las mejores y las que necesitamos con urgencia para poder difundirlas en cuanto aterricemos. Imanol y ella se paran delante de una de las fotos. Es un grupo de
niños serios,
tristes y con la
mirada rota, después de un viaje en el que la feliz sorpresa habían sido la
risa, los
juegos, la
fortaleza y la
esperanza de los niños. A Irene e Imanol se les encogen el alma y los gestos. Los niños de la foto no ríen ni juegan, sus ojos almacenan el
terror vivido, el doloroso aprendizaje de los inocentes testigos de la crueldad de una guerra, la certeza de que tu vida y la de tu familia puede saltar en pedazos sin que tú puedas hacer nada para evitarlo. Y eso da mucho
miedo. Los niños que sufren las consecuencias de un conflicto armado puede que, en el mejor de los casos, consigan tener lo necesario para sobrevivir e incluso volver a la escuela, pero si el terror se enquista en sus pequeños corazones ¿cómo van a seguir adelante? ¿cómo podrán construir la
Siria del futuro? Por eso es imprescindible mantener los programas de
apoyo psicosocial en un camino que comienza con algo tan fácil como
un dibujo, dibujar y dibujar, que es por donde los niños empiezan a desenterrar los horrores vividos. Unos meses después, los dibujos son flores, y la escuela, y casitas. Juegan, ríen. Y
sus miradas vuelven a vivir.
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