Aunque la Pediatría goza de buena consideración en nuestro país y la asistencia pediátrica ha alcanzado en España unos niveles óptimos, aún queda camino por recorrer a la hora de re(conocer) que no ha de tratarse igual a un adulto que a un niño y que, por tanto, la formación y reconocimiento oficial de estos profesionales y sus especialidades se hace tan necesaria, como importante.