A finales del siglo XV aún no existía ningún edificio completamente renacentista fuera de la Península Itálica, hasta que en una modesta pero noble villa de la Sierra Norte, Cogolludo, se erigió el primero de ellos, llamado a ser el espejo en el que se mirarían muchos de los tesoros renacentistas que lo sucedieron. Su fachada almohadillada muestra aún hoy su majestuosidad a una Plaza Mayor porticada, que no hace sino realzar su belleza
- Cogolludo-Guadalajara
- 18/06/2021