La comunión es un acto católico que requiere sencillez, pero en ocasiones, se suele caer en grandes celebraciones que suponen un buen pellizco en el presupuesto familiar. Por ello, algunos trucos como reducir el gasto del banquete, de los recordatorios de comunión o en el traje pueden suponer una gran diferencia sin menoscabar los deseos del niño en su gran día.