Aquellos jugadores frecuentes u ocasionales, seguro que en más de una ocasión se habrán comprado un juego y, unos minutos después de haber estado jugando, piensan que han realizado una mala compra; ya que el precio que han pagado no va acorde a la experiencia que han tenido con el juego. Esta situación todavía es más perceptible en los juegos para consolas, ya que suelen tener un precio estándar que ronda los 50 euros