Había una vez un pequeño reino, en las lejanas tierras de Dinamarca, huérfano de reina a la que adorar y coronar. Las lugareñas postulaban por tal fin, pero una joven princesa de España, que respondía al nombre de Mireia, se atrevió a abrir la caja del tesoro y colocarse tres coronas: 200 mariposa, 400 y 800 libre. No contenta con ello, se lanzó al agua a por una cuarta corona, la de 400 estilos (4.21.23 RC y RE).