Durante los meses de verano, los hoteles alcanzan su máxima ocupación. Como consecuencia de una afluencia masiva, éstos se convierten en focos especialmente susceptibles para la seguridad. Factores como el número de inquilinos y la frecuencia con la que éstos cambian, así como la confluencia de trabajadores que se emplean –muchos de ellos, durante cortos periodos de tiempo- así como el intrincado de puertas, pasillos y habitáculos que albergan, o su naturaleza de abierto 24 horas, convierten a los hoteles e
- 28040 / Madrid
- 11/07/2012