A principios de noviembre, Carlos Sadness emprende en compañía de dos músicos, un cámara y una fotógrafa una ruta hacia Monte Perdido, en el Pirineo aragonés. Allí encontrarán momentos de convivencia e inspiración que ayudarán a completar la banda sonora de este viaje. De esta experiencia surge un documental musical en el que la inspiración se funde con el paisaje