La propulsión eléctrica sigue avanzando tímidamente en un mercado que todavía se muestra escéptico a las posibilidades de la tecnología. Hablar de eléctricos es hablar de autonomía, de puntos de recarga y de tiempos de carga, tres aspectos que parecen no convencer al público de que el eléctrico es una buena candidatura como vehículo personal pero, ¿Y que sucede si el eléctrico se acomoda en el ámbito laboral?