Conducir con dolor de cabeza es algo muy molesto, pero si eso pasa de un simple dolor a una migraña, o si es algo habitual, entonces tenemos un gran problema. Las migrañas son fruto de una enfermedad, y como tal requieren tratamiento, algo que muchas veces se hace incompatible con la conducción. Conducir con migraña puede ponernos en serio riesgo, así como al resto de conductores que comparten nuestro entorno.