En un entorno digital en el que los comentarios de odio están a la orden del día, nacen distintas tendencias positivas que pueden ser determinantes para el desarrollo de los niños y adolescentes. Qustodio anima a los adultos a supervisar con sensibilidad los mensajes que reciben y lanzan los usuarios jóvenes, a fomentar el pensamiento crítico y entrenar las respuestas afables ante los comentarios de odio
Últimamente, los mensajes negativos y el ciberacoso se han convertido prácticamente en rutina. De hecho, el 50,1% de los jóvenes entre 15 y 29 años ha sufrido discursos de odio en Internet en el último año, según el último barómetro de Fad Juventud. Frente a esta realidad, surgen movimientos y usuarios que deciden responder con empatía, demostrando que la bondad también puede ser viral.
Uno de los ejemplos más inspiradores es el Kindness Mob, un movimiento que consiste en "invadir" con comentarios positivos las publicaciones donde alguien está recibiendo odio. También ocurre con el fenómeno #IAmHere, por el que algunos usuarios se dedican a aportar argumentos en contra de comentarios de odio en publicaciones, la Coalición de Mensajeros Positivos, un proyecto del que forman parte varios países europeos para contrarrestar el discurso de odio online, o tendencias como el hopecore, que ha sido viral en TikTok por la publicación de vídeos con frases esperanzadoras y paisajes tranquilos.
Emily Lawrenson, gerente de comunicación de Qustodio, destaca que "las redes no tienen por qué ser lugares hostiles. Cuando alguien se atreve a romper una cadena de comentarios negativos con un mensaje de empatía, cambia el tono de la conversación y, muchas veces, el día de una persona. Es un recordatorio de que la amabilidad también puede hacerse tendencia".
¿Por qué es importante?
Porque cada palabra deja huella. Los niños y adolescentes están construyendo su identidad en entornos donde un solo comentario puede afectar su autoestima. Enseñarles a pensar antes de escribir, a reconocer el esfuerzo de los demás y a ponerse en el lugar del otro es la base de una convivencia digital más sana. Porque la empatía se aprende con el ejemplo. Entender los mensajes que reciben los hijos, hablar con ellos sobre lo que viven en Internet y mostrar cómo se dialoga con respeto, son gestos sencillos, pero poderosos, que ayudan a crear comunidades más amables y seguras. Porque la amabilidad protege. Los comentarios positivos pueden contribuir al bienestar mental de los menores, así como aumentar la sensación de pertenencia y evitar que los conflictos escalen.Papel de los padres y cuidadores: supervisión, diálogo y acompañamiento Dado que el 55% de las víctimas de ciberacoso guardan silencio, según el último informe de la Fundación ColaCao y la UCM, los progenitores pueden convertirse en un refugio para los hijos que estén pasando por esta situación y busquen ayuda. Por su parte, Lawrenson insiste en que "el hecho de que un niño reciba un solo comentario cruel puede cambiar su percepción de sí mismo. Por eso, si los padres son conscientes de cómo sus hijos se relacionan con la tecnología, podría ser más sencillo intervenir de raíz".
Desde Qustodio, sugieren tres líneas de acción clave para los adultos:
Supervisar con sensibilidad, no con espionaje: conocer qué plataformas usan, con quién interactúan y qué tipo de mensajes reciben. Fomentar el pensamiento crítico: explicar que detrás de una cuenta puede haber anonimato, rabia, troll o simplemente, ignorancia. Es importante enseñarles a cuestionar antes de responder o ignorar. Entrenar respuestas positivas: mostrarles que pueden responder amablemente, convertirse en embajadores del cambio digital, o en su defecto, reportar cuando algo cruce la línea.