Los lectores ya no buscan en las librerías críticos huesudos, ni premios conseguidos bajo mano, con temas que más que atraer, repelen. Los lectores de hoy buscan el consejo en sus amigos de Facebook o Twiter. La lectura vuelve a ser «por recomendación». Da igual si tienen o no editorial, si se habla de ella en televisión por gente que ni la ha leído. Y da igual ver montañas de ellos tirados por el suelo. Si un libro es malo, sigue siendo malo por mucho que se imprima