En la Inglaterra victoriana y la era posterior a la Guerra Civil en Estados Unidos, el uso de metales pesados en los cosméticos, como el mercurio, el arsénico y el plomo, estaba muy extendido. La tez ideal durante esa época era pálida y nunca veía la luz del día. Las mujeres usaban sombreros y guantes y llevaban sombrillas para proteger su piel de los rayos del sol