¿Conoces a alguien a quien no le guste recibir un masaje sensual de vez en cuando?
A que no. Cualquier momento de intimidad es bueno, y hace sentir tan bien. El tacto es un sentido increíble. Las manos son unos instrumentos perfectos, capaces de hacer sentir a uno mismo y al otro sensaciones de bienestar, placer, relax, y hasta cosquillas.