Han vuelto a ponerse de moda los juegos de mesa, hacer bizcochos, los pantalones campana. Con este fervor vintage que se maneja, ¿por qué sigue sin parecer sexy la política? Pensar cómo organizar lo común, lo que orbita entre 'nosotras -territorio', recursos económicos y materiales, las relaciones de poder- debería ser un ejercicio apasionante o, al menos, opuesto a lo indiferente. Sin embargo, el pulso del tiempo actual dice que se anda apáticas al respecto