La elevada prevalencia del sobrepeso y de la obesidad está creando una alarma mundial sobre el patrón del comportamiento alimentario de la población
Las personas con obesidad reducen su expectativa de vida de 5 a 20 años y el récord Guinness mundial lo ostenta el mexicano Juan Pedro Franco, que con 594kg obtuvo este galardón.
En opinión del reputado cardiólogo, doctor Manuel de la Peña, director de la cátedra del corazón y longevidad y presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social, la obesidad acorta la esperanza de vida y está asociada a 200 enfermedades, algunas del ámbito cardiovascular, como fibrilación auricular, insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial y cardiopatía isquémica, lo que dispara hasta en un 70% el riesgo de infartos e ictus y aumenta hasta en 8 veces el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
El aumento de peso y la acumulación de tejido adiposo visceral produce cambios que inducen al aumento del gasto cardiaco, hipertrofia ventricular, hipertensión pulmonar y apnea obstructiva de sueño. Asimismo, diversos estudios han demostrado que el exceso de grasa abdominal puede multiplicar por dos el riesgo de padecer enfermedad coronaria.
De la Peña subraya que todas estas patologías están relacionadas estrechamente con el patrón de distribución del tejido adiposo, es decir, la grasa acumulada alrededor de algunos de los principales órganos del cuerpo, denominada grasa visceral y esto ha provocado un cambio de paradigma en el diagnóstico de la obesidad. A partir de ahora se tendrá en cuenta la distribución de la grasa corporal en función de la edad, el sexo y la etnia de los pacientes, que es lo que verdaderamente define la composición corporal del individuo o los signos y síntomas de mala salud como la patología cardiovascular, entre otras. Hasta el momento actual, el diagnóstico tan solo se realizaba a través del índice de masa corporal, cuando la persona tenía un IMC superior a 30 kg/m2.
Por ello, se han establecido dos categorías diagnósticas: "obesidad clínica" (que incluye alguna enfermedad asociada) y "obesidad subclínica" (cuando no hay todavía síntomas de ninguna patología subyacente).
Por otro lado, De la Peña señala que el tejido adiposo actúa como un órgano endocrino que libera hormonas y citocinas, denominadas adipocinas, que regulan procesos como el metabolismo lipídico, la glucemia, la inflamación o el estrés oxidativo, que acelera el envejecimiento. En los pacientes obesos se altera la producción de algunas de estas adipocinas, lo que promueve un estado aterogénico, proinflamatorio y protombótico.
La Guía para vivir sanos 120 años da a conocer tratamientos innovadores En la "Guía para vivir sanos 120 años", De la Peña describe cómo la dieta mediterránea, la restricción calórica y el ayuno intermitente 16/8 pueden extender significativamente la esperanza de vida. Y recomienda que las dietas deben incluir alimentos de buena calidad nutricional, las grasas saturadas deben ser desplazadas por las insaturadas y eliminar los ultraprocesados.
En las entrevistas clínicas realizadas a supercentenarios, De la Peña se encontró que todos eran flacos y flacas, tenían su colesterol total en 120, su tensión arterial en 120 y habían restringido el consumo de sal y azúcar, hacen ejercicio físico al menos veinte minutos al día, ninguno fumaba, su microbiota es rica en prebióticos y probióticos y saben gestionar la calma y serenidad.
Para hacer frente a la elevada prevalencia de la obesidad, describe fármacos innovadores, como la tirzepatida que inhibe los receptores hormonales GLP-1 Y GIP, aborda los mecanismos subyacentes del apetito y la saciedad que altera las vías metabólicas para reducir el almacenamiento de grasa y aumentar el gasto energético. Al mejorar la saciedad y el control metabólico ha demostrado ser efectivo en la reducción hasta de un 25% del peso corporal inicial en ciertas personas.
Además, adicionalmente, estos fármacos, tienen impactos beneficiosos en la presión arterial, el colesterol, la glucosa en sangre y la insulina.
"El sabio español de la longevidad" El renombrado doctor Manuel de la Peña, ha sido recientemente distinguido como embajador de la salud y de la vida por la Academia de la Diplomacia. Es reconocido por haber "descubierto un yacimiento de supercentenarios". Además de su rol como profesor de cardiología, escritor y académico, de la Peña es un reconocido 'gurú de la longevidad', presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social y director de la cátedra del corazón y longevidad. Ha recibido prestigiosos galardones como la Insignia de Oro de la Asociación de Pacientes Coronarios (APACOR) con la Medalla de Bronce de la Sociedad de Estudios Internacionales (SEI) y el premio Escultura Donante - Receptor de la Asociación Española de Trasplantados de Corazón.
El Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social es una institución independiente, donde han participado Premios Nobel, ministros de distintos signos políticos y diputados del Parlamento Europeo, entre otros. Bajo la dirección de De la Peña, el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social se ha convertido en un epicentro de investigaciones con el fin de mejorar la vida humana por medio de la ciencia y la tecnología.