Desde que empezó la comercialización, las etiquetas siempre han formado parte esencial de un producto. Desde que los romanos la usaban para controlar el peso, el tipo de material.., para posteriormente pasar a apuntar a mano los precios y las características de determinado producto hasta que con la invención de la imprenta y la litografía, comenzaron a aparecer las primeras etiquetas impresas.
Sin importar el tipo de negocio, hoy en día siempre están presentes como elemento clave. Es una extensión de la marca en cuestión. Ya sean informativas (con los datos básicos) o persuasivas (con frases y/o imágenes para calar en el potencial cliente). Lo bueno aquí precisamente es la libertad de elegir qué se quiere dependiendo de los intereses de cada uno, ya que ahora mismo las opciones son muy variadas como bien se puede comprobar en La Tienda del Rollo, especialistas en la venta online de rollos y etiquetas térmicas. Melanie Plaza, su responsable, afirma que el de las etiquetas es un sector en el que están creciendo mucho: "Vendemos a empresas de mensajería, tiendas de alimentación, de ropa, también especiales para productos congelados, etc."
Se han convertido en parte fundamental de la estrategia de comunicación y marketing. Los clientes no sólo se fijan en el aspecto físico (la información), si no también en la calidad de las mismas (el material, el grosor, el tipo de letra, los colores...). Muchas veces sin ser conscientes, como ocurre en todo lo relacionado con la publicidad, está influyendo en el proceso de compra y toma de decisiones. Nada es baladí.
Por eso en La Tienda del Rollo la personalización de etiquetas es tan importante. Pero las que son en blanco sin personalizar también se venden mucho, para que el propio cliente imprima mediante impresora térmica lo que necesite. Ya sea una etiqueta de envío, un producto alimentario o una etiqueta de ropa.
Sin Bisfenol A, una sustancia química industrial muy contaminante, el cuidado del medio ambiente es otro punto a su favor en todos sus productos. Además, los envíos son gratuitos y garantizan su llegada en 24 horas dentro de la península.
En resumidas cuentas, hay cuatro puntos a tener en cuenta a la hora de lanzarse al mundo de las etiquetas:
- Marca o logo de la empresa. El consumidor tiene que asociar el producto con la marca a la que pertenece y así distinguirlo del resto del sector.
- Nombre del producto e información. Que el nombre se vea claramente y que se distinga del logo, por supuesto, pero que vaya en concordancia con todo. La armonía es clave.
- Diseño. Debe ser llamativo y directo. No andarse por las ramas, una etiqueta tiene que captar la atención y servir para verse en un momento y no complicar la vida o liar al cliente.
- Material. Si es biodegradable, mucho mejor.