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El cáncer infantil no se puede prevenir, pero los fisioterapeutas oncológicos deben formar parte del tratamiento para mejorar su calidad de vida

Cada año más de 1.000 niños reciben un diagnóstico de cáncer en España. El más frecuente es la Leucemia, seguido de tumores del sistema nervioso central y los linfomas. Es importante destacar que, afortunadamente, el nivel de curación es muy alto, llegando al 80% en muchos casos, pero existen secuelas, que deben ser abordadas desde el momento del diagnóstico.

En el Día Nacional del Niño con Cáncer, el CGCFE recuerda la importancia de que los fisioterapeutas formen parte de los equipos multidisciplinares que atienden a estos niños, puesto que la prevención es muy difícil, pero el tratamiento de las posibles secuelas para mejorar su calidad de vida es fundamental.

Las principales secuelas derivadas del cáncer infantil son la fragilidad de los huesos, problemas neurológicos, problemas de crecimiento, problemas cardiacos o pulmonares, etc. La Fisioterapia ofrece una mejora en el estado y funciones físicas de los pacientes, ayuda a la recuperación tras los tratamientos oncológicos, mejora el funcionamiento motor e identifica los retrasos en el desarrollo, además, mejora el movimiento, así como otros síntomas físicos como el edema, el dolor y la circulación.

Las estancias prolongadas en el hospital, así como los periodos de inmovilización en el propio domicilio, pueden provocar estados de fatiga y debilidad muscular, en los que el fisioterapeuta debe intervenir.

El tratamiento de Fisioterapia se lleva a cabo de forma personalizada, atendiendo al tipo de cáncer y las características del paciente. Cada etapa requiere una intervención diferente, en función de que se realice durante el tratamiento oncológico, posteriormente para tratar las secuelas o en fase de cuidados paliativos. Por ello, es fundamental el diagnóstico precoz y el inicio del tratamiento desde las etapas más tempranas para favorecer la recuperación y el tratamiento de las secuelas.