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Más de la mitad de la población española está afectada por la llamada "epidemia de deficiencia de Vitamina D", llegando al 100% en el caso de las personas mayores de 75 años en varias provincias. Diversos estudios han demostrado que la vitamina D tiene un papel fundamental en la modulación de la respuesta inmune, en concreto en casos de COVID-19. Médicos reclaman la necesidad de protocolos en Sanidad que realicen análisis preventivos de los niveles en sangre, además de financiar los suplementos necesario

Mientras el país se encuentra de nuevo en la llamada “segunda ola” del virus COVID-19 el gobierno y los medios están poniendo mucho foco en informar sobre el virus y su propagación, y muy poco en informar sobre medidas preventivas que ayuden a la población a reforzar su sistema inmune que les posibiliten tener una respuesta leve o asintomática a infecciones como la producida por la exposición al virus del COVID-19.

La deficiencia de vitamina D es severa, como se ha detallado en estudios médicos como el de Navarro Valverde C. y Quesada Gómez J.M. Esta deficiencia afecta a más de la mitad de la población mundial y en el caso de ancianos, su prevalencia llega al 100%.

El mismo estudio repasa las estadísticas de estudios realizados en diferentes provincias españolas y se observa en todos los rangos de edad, a pesar de que las horas de sol que hay en el país.

La vitamina D tiene un papel fundamental en la modulación de la respuesta inmune. En esta función, se une a un receptor VDR que se puede encontrar en diferentes tejidos y en el sistema inmune, tales como las células dendríticas, macrófagos, linfocitos T CD8+, CD4+ y linfocitos B.

En el marco de la inmunidad innata, esta vitamina puede incrementar los efectos antimicrobianos de monocitos y macrófagos, aumentando su capacidad de fagocitosis, quimiotaxis y la síntesis de péptidos antimicrobianos. La vitamina D es por ejemplo muy importante en el control de las infecciones.

Por otro lado, en el marco de la inmunidad adaptativa, se ha visto que la vitamina D puede inhibir la producción de citoquinas. Estos efectos son característicos en las respuestas de las células T reguladoras, una subpoblación de células inmunes encargadas de “controlar” la respuesta inmunitaria y evitar el desarrollo de fenómenos de autoinmunidad.

Vitamina D y COVID-19 Según un estudio publicado en la revista ‘PLOS ONE’, los pacientes hospitalizados con coronavirus que no tenían deficiencia de vitamina D, con un nivel en sangre de 25-hidroxivitamina D de al menos 30 ng / ml, tenían un riesgo significativamente menor de resultados clínicos adversos como la pérdida del conocimiento, hipoxia y muerte.

Además, los pacientes con niveles óptimos de vitamina D tenían niveles sanguíneos más bajos de un marcador inflamatorio (proteína C reactiva) y niveles más altos de linfocitos. «Este estudio proporciona evidencia directa de que la suficiencia de vitamina D puede reducir las complicaciones. Esto incluye la tormenta de citocinas (liberación de demasiadas proteínas en la sangre demasiado rápido) y, en última instancia, la muerte por COVID-19″; explica el autor correspondiente Michael F. Holick, PhD, MD, profesor de medicina, fisiología y biofísica y medicina molecular en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, en Estados Unidos.

Se tomó una muestra de sangre para medir el estado de vitamina D de 235 pacientes ingresados en el hospital con COVID-19. Estos pacientes fueron seguidos para determinar los resultados clínicos, incluida la gravedad clínica de la infección; pérdida del conocimiento, dificultad para respirar que provocó hipoxia y muerte.

La vitamina D ayuda a reducir el riesgo de contraer Covid-19 En pacientes mayores de 40 años, que tenían suficiente vitamina D tenían un 51,5 por ciento menos de probabilidades de morir a causa de la infección en comparación con los pacientes que eran deficientes o insuficientes en vitamina D con un nivel en sangre de 25-hidroxivitamina D inferior a 30 ng / mL.

Holick, determinó que una cantidad suficiente de vitamina D puede reducir el riesgo de contraer el coronavirus en un 54%. Además, cree que el hecho de que la vitamina D sea suficiente ayuda a combatir las consecuencias de estar infectado. Pero no sólo con el coronavirus sino también con otros virus que causan enfermedades del tracto respiratorio superior, incluida la gripe.

"Existe una gran preocupación de que la combinación de una infección de gripe y una infección viral coronaria pueda aumentar sustancialmente las hospitalizaciones y la muerte debido a las complicaciones de estas infecciones virales", prosigue.

Según Holick, este estudio proporciona una estrategia simple y rentable para mejorar la capacidad de luchar contra el virus corona y reducir los resultados clínicos adversos de COVID-19, incluida la necesidad de asistencia respiratoria, una respuesta inmune hiperactiva que conduce a una tormenta de citocinas y la muerte.

"La deficiencia e insuficiencia de vitamina D está tan extendida en niños y adultos en los Estados Unidos y en todo el mundo. Es prudente que todos tomen un suplemento de vitamina D para reducir el riesgo de infección y complicaciones por COVID-19", recomienda.

El problema de los Protocolos de Sanidad en España A fecha de Octubre del 2020 y mientras se implementan nuevas medidas de restricciones y confinamiento para contener la propagación del coronavirus, los médicos de cabecera siguen sin incluir en los análisis de sangre marcadores preventivos como el de la vitamina D. Es un problema que existe debido a la ausencia de protocolos claros de prevención tanto en la sanidad pública como en la privada.

Existen pruebas suficientes para afirmar que estos protocolos de medicina preventiva pueden salvar vidas y frenar el avance de la epidemia, incluyendo las pruebas de Vitamina D, además de otras vitaminas y minerales esenciales en el funcionamiento óptimo del sistema inmune a toda la población, con especial atención a los grupos de riesgo.

Una difusión e incorporación generalizada de suplementos vitamínicos de bajo costo, en especial de vitamina D, cubiertos por la sanidad pública, tendría un efecto medible en 1 a 2 meses en la población, resolviendo las deficiencias y potencialmente reduciendo en gran medida tanto la necesidad de hospitalización de pacientes, como la propagación del coronavirus.