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El ruido es un contaminante ambiental que afecta gravemente al bienestar y la salud de la población. En 1996, el Centro para la Audición y la Comunicación (CHC) creó una campaña con el propósito de promover el cuidado del ambiente acústico, la conservación de la audición, y la concienciación sobre las molestias y daños que genera el ruido en la salud. Esta campaña fue el inicio del Día Internacional de la Concienciación del Ruido, que en el ámbito nacional impulsa la Sociedad Española de Acústica (SEA)

El ruido está considerado el agente contaminante “invisible” de la sociedad moderna, por lo que, al igual que otros agentes contaminantes, produce efectos negativos en el ser humano, tanto fisiológicos, como la pérdida progresiva de audición, un mayor riesgo a sufrir enfermedades cardiovasculares (expertos coinciden en que el ruido puede ser el causante de 45.000 muertes al año por enfermedad cardiaca), o un aumento en la presión arterial; como psicológicos, al producir una irritación y un cansancio que provocan disfunciones en la vida cotidiana, aumentando el nivel de estrés y disminuyendo la capacidad de concentración.

Así lo han reconocido científicos, expertos y numerosos organismos oficiales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para quienes el impacto del ruido en la audición, la salud y la calidad de vida está totalmente aceptado y demostrado.

La plataforma médica SmartSalus.com ofrece un amplio abanico de especialistas en otorrinolaringología, que cuidan de la salud auditiva del paciente, a través de pruebas de audición, como la audiometría, una de las más comunes, y también de diagnóstico, utilizando maquinaria de la más alta tecnología.

Para la OMS, el nivel más alto permisible de exposición al ruido en el lugar de trabajo no puede superar los 85 dB durante un máximo de 8 horas al día. A pesar de esta advertencia, ya en la década de los 90, en EEUU cerca de 30 millones de personas eran expuestas diariamente en su entorno laboral a un nivel de ruido por encima de este número, mientras que en Alemania y otros países desarrollados lo soportaban entre el 12 y el 15% de las personas empleadas.

Mención aparte merece el nivel máximo de decibelios por tráfico recomendado por la Organización, que actualmente se sitúa en 53 db (en vehículos) y en 54 (trenes), cifras sensiblemente inferiores a las que actualmente se vive en las ciudades.

La concienciación de los riesgos que para el cuerpo humano supone un volumen demasiado alto de ruido es una problemática de mucha complejidad porque cada país, ciudad o municipio tiene una legislación distinta sobre cuál es su volumen aceptado, más allá de las recomendaciones de organismos competentes.

De ahí la importancia de la Jornada que se celebra hoy, impulsada en España por la Sociedad Española de Acústica, y que bajo el lema Todos unidos en la lucha contra el ruido, pretende concienciar a la sociedad de la necesidad de que se produzcan cambios urgentes en el comportamiento cívico al respecto, así como la implicación decidida y eficaz de las administraciones competentes, que deben influir de manera muy directa en que ello sea posible mediante la aprobación de una legislación y una normativa adecuadas.