Más de medio millón de familias han perdido su vivienda desde el 2008 hasta nuestros días o están inmersas en un proceso de desahucio. Esta cifra, lejos de disminuir, se multiplicará en los próximos años según todas las previsiones. Para los afectados, sin posibilidades de obtener préstamos por parte de la banca, el crédito privado es el único remedio disponible en la actualidad para evitar perder la casa.