El problema de los sistemas de financiación alternativos a los de la banca tradicional es que generan mucha desconfianza en el usuario por la creencia -en algunos casos justificada- de la falta de seguridad del mundo online. Plataformas de préstamos entre particulares, con costes mucho más bajos para todos, se pasan por alto como opciones para el usuario por el tema de la inseguridad. Pero, ¿y si dijéramos que una de esas plataformas está regulada y supervisada tanto por CNMV como por el Banco de España?