La economía española, en el horizonte de 2024, se encuentra en una encrucijada marcada por desafíos estructurales y oportunidades de crecimiento. La productividad, que se ha mantenido estancada, y el alto endeudamiento público y externo se perfilan como los principales escollos. Sin embargo, la solidez del sector exterior y el saneamiento del sector privado ofrecen un contrapeso significativo