La adopción de la Inteligencia Artificial está aumentando la eficiencia y permitiendo a los empleados centrarse en tareas de mayor valor, pero también introduce presión constante, acelerando ritmos de trabajo y generando estrés, según The Valley

La Inteligencia Artificial está revolucionando el mundo laboral, al transformar la manera en la que se organizan las tareas, se toman decisiones y se gestionan los equipos. Gracias a su capacidad para automatizar procesos rutinarios, está impulsando una mayor eficiencia y permitiendo que los profesionales se centren en tareas de mayor valor añadido. Sin embargo, también está introduciendo nuevos factores de presión, como la aceleración de los ritmos de trabajo, la necesidad constante de adaptación o el temor a quedarse atrás, que pueden aumentar el riesgo de burnout, o el síndrome del trabajador quemado. Se trata de un estado de agotamiento físico, mental y emocional derivado de un estrés prolongado que se manifiesta en forma de cansancio extremo, desmotivación, distancia personal respecto al trabajo y una sensación de ineficacia.

Esta presión se refleja en la experiencia diaria de los profesionales. Un estudio publicado por Nature revela que la adopción de la IA incrementa significativamente el estrés laboral, debido a la exigencia de procesar grandes volúmenes de datos y adaptarse a nuevas herramientas. En España, esto se traduce en que, según un informe de Canva, más de la mitad de profesionales reconoce sentirse presionado al trabajar con datos, y un 54% tiende incluso a evitarlos, muy por encima de la media global. La intensidad de esta presión se refleja también en los datos de la Unión General de Trabajadores, que señalan que las bajas por salud mental representaron un 17% del total en 2024, con una duración media de 96 días. Unas cifras que evidencian que la combinación de exigencias tecnológicas y la incapacidad real de desconectar se está convirtiendo en un factor clave detrás del agotamiento y el desgaste de los equipos.

"La Inteligencia Artificial está cambiando la forma en la que trabajamos, pero lo que realmente marca la diferencia en una organización son las personas. Ahora más que nunca, los líderes tienen un papel clave: acompañar a sus equipos, escucharlos, motivarlos y darles espacio para aprender y adaptarse. No se trata únicamente de gestionar tareas, sino de crear entornos donde cada profesional pueda desarrollarse, sentirse valorado y aportar lo mejor de sí mismos. Solo de esta forma las empresas podrán combinar tecnología y talento, construir equipos resilientes y prepararse de manera sólida para los retos del futuro", señala Juan Luis Moreno, Partner & Managing Director de The Valley.

En este escenario, los expertos de The Valley, escuela de negocios especializada en business & tech, han identificado cómo las organizaciones pueden adelantarse a los desafíos que plantea la Inteligencia Artificial y proteger el bienestar de sus empleados, ofreciendo las estrategias para convertir la tecnología en una aliada:

Ofrecer formación continua en Inteligencia Artificial. La adopción de la IA no espera, y los profesionales tampoco deberían hacerlo. La formación constante y la adopción del lifelong learning se convierten en las herramientas más poderosas para reducir la ansiedad frente a la tecnología, mantener la competitividad y permitir a los equipos transformar la incertidumbre en oportunidad. No en vano, el The Future of Jobs Report del Foro Económico Mundial subraya que, en España, la capacitación continua es ya esencial para que los profesionales puedan adaptarse a las demandas tecnológicas del mercado laboral actual. Desarrollo de competencias digitales y soft skills. Adaptarse a la transformación tecnológica requiere un equilibrio entre habilidades digitales y competencias humanas. La combinación de análisis de datos, gestión de información y manejo de software junto con resiliencia, comunicación efectiva, pensamiento crítico y capacidad de colaboración, permite a los profesionales afrontar la presión tecnológica con seguridad y liderar su propio desempeño, lo que ayuda a los equipos a rendir de forma sostenible. Fomentar la conexión y el trabajo en equipo. Más allá de las tareas, lo que puede desgastar a una persona es el clima que se genera entre compañeros. Construir equipos cohesionados, donde prime la colaboración, la empatía y el reconocimiento mutuo, es clave para prevenir el agotamiento. Los líderes tienen un papel fundamental: no se trata solo de coordinar, sino de crear espacios donde las personas se sientan escuchadas y valoradas. De hecho, según un estudio de Aon, el 78% de los empleados considera el clima laboral un factor decisivo para permanecer a lo largo plazo ene una organización, lo que refuerza la importancia de cuidar los vínculos dentro de los equipos incluso en entornos altamente digitalizados. Autonomía en la toma de decisiones. Dar a los empleados libertad para decidir cómo usar las herramientas digitales fortalece su sentido de control y responsabilidad, reduce la sobrecarga y aumenta la motivación. Cuando la tecnología sirve a las personas y no al revés, los trabajadores pueden gestionar sus prioridades de manera más equilibrada, sentirse dueños de su trabajo y contribuir de forma más estratégica al éxito de la organización. Prevención y detección temprana del burnout. En un entorno donde el estrés aumenta constantemente, identificar señales de agotamiento antes de que se conviertan en un problema grave es vital. Encuestas periódicas, indicadores de carga de trabajo y seguimiento continuo permite a las organizaciones actuar a tiempo, proteger la salud mental de los empleados y garantizar que los equipos sigan siendo productivos y sostenibles. Este enfoque proactivo no solo evita bajas y rotación de talento, sino que también refuerza la confianza de los empleados en que su bienestar es una prioridad estratégica. Promoción de la desconexión digital. El exceso de conectividad se ha convertido en uno de los mayores riesgos para la productividad y el bienestar de los profesionales. El talento necesita tiempo para desconectar y recargar energía, no solo para descansar, son para mantener su creatividad, concentración y rendimiento. Establecer límites claros entre trabajo y vida personal, junto con horarios flexibles y políticas de desconexión, ayuda a prevenir la fatiga digital y la sobrecarga, problemas que afectan al bienestar y la eficiencia. Esta necesidad es más urgente de lo que parece: un análisis realizado por HONOR revela que el uso excesivo de dispositivos provoca fatiga metal en el 80% de los trabajadores europeos, lo que revela que garantizar la desconexión no es un lujo, sino una medida fundamental para cuidar de la salud de los empleados y asegurar un rendimiento sostenible.