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El colegio Santurtzi Calasanz de Bizkaia, que imparte formación Profesional y Educación Obligatoria, ha instalado en sus aulas el método de control de calidad del aire, un sofisticado sistema de la empresa B+SAFE, para minimizar los contagios por Covid-19

En concreto, el sistema, que se pueden integrar en una plataforma centralizada con otros sensores, permite comprobar la calidad del aire interior circundante gracias a una sonda de CO2 con Tecnología NDIR infrarroja no dispersiva de alta precisión con una resolución de 1 ppm (partes por millón). Así mismo, un indicador LED informa y alerta mediante códigos de colores sobre la calidad del aire en todo momento y dispone de una alarma sonora que se activa en caso de alcanzar niveles peligrosos de CO2. También además de la detección del CO2 proporciona información sobre temperatura, humedad y presión y dispone de una opción de plataforma conectada para el control de múltiples dependencias en colegios, empresas, comercios, etc.

Una solución que rota por sus aulas para estudiar la calidad del aire y posteriormente, analizar los datos de los registros para evitar situaciones que pudieran comprometer la salud de los alumnos. Además, todas las aulas disponen de ventanas y se ventilan de manera constante con aberturas y cierres y su abertura total en los descansos y recreos.

Con este proyecto el centro se sitúa en cabeza del cuidado de la calidad del aire y este desarrollo les facilitara alcanzar niveles seguros, algo fundamental ya que cuenta con un total de 35 aulas en las que estudian 900 alumnos, tanto de obligatoria como de Formación Profesional, a los que hay que sumar 65 profesores y 15 empleados de administración y SERVICIOS. Según las autoridades sanitarias de todo el mundo, la ventilación frecuente de aulas, espacios de trabajo, comercios, hogares etc. y el control de la calidad del aire es clave en la lucha contra la Covid-19.

Según la Guía para ventilación de aulas de IDAEA-CSIC la concentración de CO2 en espacios interiores cerrados aumenta rápidamente en presencia de personas, que exhalan CO2 al respirar. La renovación de aire con aire exterior reduce las concentraciones de CO2 en el interior. Esto favorece la atención y rendimiento escolar, ya que la exposición a concentraciones de CO2 demasiado elevadas produce aletargamiento y dificulta la atención.

Sin embargo, la apertura de ventanas y puertas puede conllevar problemas de ruido. Hay que llegar a un compromiso entre el riesgo sanitario, el malestar y las dificultades acústicas. Es preferible reducir el ruido en pasillos que cerrar puertas. La apertura de ventanas con la consecuente introducción del aire exterior puede conllevar el incremento de niveles de contaminantes procedentes del exterior en zonas altamente contaminadas. Es necesario evaluar el riesgo a la exposición por contaminación el contagio por Covid-19.