Priscila López es la nieta de un fusilado durante la guerra civil y nació con el don de querer saber qué había pasado a su abuelo. Han pasado treinta años desde que conoció la historia de su abuelo y desde entonces Priscila no ha dejado de buscarlo, de preguntar y de querer saber. La autora creció en Francia con sus padres que habían emigrados al país galo. Volvió a España cuando tenía nueve años con la intención de no dejar nunca de investigar las historias de los que habían sufrido durante los años de tragedia y dictadura. Priscila tiene ahora treinta y ocho años y espera tener muchos más por delante para seguir buscando verdades escondidas.
Hace 15 años la autora perdió al amor de su vida en un accidente de tráfico. Se quedó sola con 23 años con una hija pequeña y en el hospital. La experiencia de su vida es lo que la ha llevado a ser feminista por la memoria de las que no pudieron expresarse.
La obra recoge las historias de mujeres que murieron injustamente durante la época más oscura de la historia de España. Su delito: no pertenecer con fervor al nuevo régimen que se imponía por la fuerza. Mujeres que murieron por ser de izquierdas, pero también por ser mujeres, porque a ellas podían hacerles cosas que a ellos no les hacían. Fueron torturadas, violadas y asesinadas en nombre de la Iglesia y en nombre de la unidad de una España que hicieron pedazos. Sus historias fueron olvidadas, pero este es el momento de recordar sus nombres para que no caigan en el olvido. Recordarlas y devolverles la dignidad que la crueldad desbocada de los franquistas les arrebató es un deber.