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La semana pasada, el polideportivo de la Alhóndiga en Getafe fue pintado con un gran mural alrededor de todo el edificio, destruyendo la esencia original de la última obra del arquitecto manchego universal, Miguel Fisac

El Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha sale en defensa de la última obra que realizó Miguel Fisac, en colaboración con cuatro jóvenes arquitectos, dos años antes de su fallecimiento.

En el año 2004 cuando el notable arquitecto castellano-manchego, a sus noventa años, ya estaba retirado, estos cuatro arquitectos le devolvieron el entusiasmo, invitándole a participar con ellos en una serie de concursos públicos. Ganaron el del Polideportivo de la Alhóndiga de Getafe, con un proyecto sobrio, sereno y equilibrado, elegante en su sencillez, en cuya gris estructura se podían descubrir diferentes figuras geométricas y texturas que convertían sus paredes de hormigón, en obras únicas y características por sus acabados, como único fue su autor Miguel Fisac.

Dentro de una iniciativa en la que tomaba parte el ayuntamiento de la ciudad Getafe junto con otras organizaciones como la Fundación Vicente Ferrer o Greenpeace España, la semana pasada se le celebraba la primera edición del CI Urban Festival, festival de arte urbano. Como parte de este evento, el día 16 de septiembre, el imponente edificio perdía el brillo de su gris característico para pasar a convertirse en un gran lienzo sobre el que el equipo de Boamistura, estampaba una gran gama de colores sobre los que se puede leer la palabra “Empatía”.

El edificio de Fisac, es una construcción funcional que lleva diecisiete años cumpliendo con el cometido para el que fue concebido. Además, los cuatro arquitectos que formaron parte del equipo responsable del proyecto, a excepción del propio Fisac, que falleció en 2006, siguen en activo. No se trata de una nave abandonada. El gris de sus paredes no es algo pobre, si no que en él se pueden descubrir formas y brillos que le conferían una gran personalidad.

Ciertamente, el edificio es propiedad municipal, pero el tener la propiedad de un edificio no da derecho a sus propietarios a hacer con él lo que quiera. Muy al contrario, son los mismos propietarios de las construcciones los responsables de velar por el respeto y la integridad de las fachadas. Y aunque a veces se impongan algunas modas como las de dar vida de nuevo a algunas paredes con murales más o menos estéticos o modernos, antes de realizar estos trabajos, que en ocasiones son verdaderas obras de arte, se debería estudiar cual es el valor de la pared, muro o fachada sobre el que se quiere actuar.

En esta ocasión, y según el criterio del COACM, la intervención nubla la elegante obra de un grupo de arquitectos entre los que se encontraba Miguel Fisac. Actuar sobre una edificación de esta manera puede constituir, como es el caso a juicio del Colegio, una falta de respeto hacia la obra arquitectónica y hacia sus creadores, que diseñaron el edificio con una serie de condiciones concretas. “Es una pena que con tanta frivolidad se destruya una parte de un edificio como es su imagen y su presencia originales, sin ninguna necesidad” afirma José Ramón Hernández Correa, arquitecto castellano-manchego colegiado en Toledo, y uno de los profesionales del sector que ha querido hacer una defensa pública del trabajo de Fisac y de todos los arquitectos.

“Este edificio tenía unas texturas de hormigón muy interesantes. Unos relieves y unos ritmos geométricos que se han perdido con el colorido. El ayuntamiento ha realizado una intervención en el edificio sin hacer ninguna consulta a los arquitectos y, si bien es cierto que el arquitecto principal de la obra falleció en 2006, los arquitectos colaboradores siguen en activo, y me consta que están verdaderamente dolidos”, continúa.

El periódico El País, en su edición digital, según declaraciones de Leonardo Oro, uno de los cuatro arquitectos colaboradores con Fisac en la realización del polideportivo de la Alhóndiga, refleja su malestar por lo sucedido y destaca la pérdida del brillo del hormigón en piezas que eran únicas. “Quiero que quede muy claro que Miguel tuvo una preocupación extrema por el brillo y la textura de los paneles. Estos paneles prefabricados ya no se pueden encontrar, porque hubo que modificar los moldes hasta conseguir el acabado que Fisac quería”, dice en declaraciones a ese medio.

Además, el artículo destaca cómo, según Leonardo Oro, los miembros de Boamistura se muestran arrepentidos por haber actuado sobre una edificación sin haberla estudiado antes y aunque la pintura es reversible aplicando agua a presión, desconocen si se podrá devolver el brillo a los paneles de hormigón originales.

No ha sido igual la reacción del equipo de gobierno del ayuntamiento de Getafe, que lejos de mostrar arrepentimiento o pesar por lo ocurrido, mediante las declaraciones de su concejal de Cultura, se muestra firme en la decisión tomada y se niega a rectificar, una actitud que lamenta profundamente la decana del COACM, Elena Guijarro. “La obra de cualquier arquitecto es una creación que debe respetarse y más una que ha marcado la diferencia por el tratamiento del material de una forma única. Desde los colegios de arquitectos se lucha por proteger el patrimonio histórico con ayuda de las administraciones, pero a veces no nos damos cuenta de que todo el patrimonio se convierte en historia en un momento determinado y aunque este edificio es una construcción reciente, por todos es sabido que la obra del arquitecto ciudadrealeño universal Miguel Fisac es, desde hace mucho, parte del patrimonio de Castilla-La Mancha, de España, y del mundo”.