Una vez que han pasado las Navidades llegan los propósitos para el nuevo año. Entre ellos, probablemente, esté el mejorar nuestra propia imagen o quitarse esos kilos de más que se llevan arrastrando desde hace algún tiempo y que se han hecho más evidente con las fiestas navideñas
Gimnasios, dietas, nuevas rutinas son los nuevos objetivos para conseguir un fin: volver a sentirnos bien con nosotros mismos. Pero cuando se habla de tratamientos faciales en medicina estética, ¿Qué es lo que se debe esperar?, ¿cómo mejorar? ¿Cuándo se debe empezar un tratamiento? ¿En manos de quién? O ¿dónde acudir con la máxima garantía? Los profesionales de Campuslaser tratarán de responder a estas preguntas para clarificar un poco estas dudas que surgen cuando se plantea realizar algún tratamiento.
Para comenzar, tomar la decisión de realizarse un tratamiento médico estético no es algo que se haga de forma impulsiva, sino que hay personas que pueden tardar hasta 10 años en tomar esta decisión. La mala prensa de gente famosa con resultados horrorosos, el miedo a sentirse vanidosos o incluso ser juzgados por la gente que nos rodea hace que se tengan dudas a la hora de acudir a mejorar algún aspecto de la fisionomía facial o corporal.
Una vez se ha dado el paso, lo primero es acudir a un centro médico que esté registrado en el registro sanitario donde haya un médico estético, dermatólogo o cirujano plástico con una trayectoria reconocida y experiencia acreditada. Esta va a ser la única forma de estar seguros que el tratamiento que se recomiende sea el más adecuado.
En tratamientos faciales el médico tendrá en cuenta factores como fisionomía de la cara del paciente, hábitos de vida, y expectativas del tratamiento. Es decir, cómo son las facciones de la cara que vendrán determinados por la estructura de los huesos, si es una persona sedentaria, si es fumadora, y si sabe identificar correctamente qué es lo que quiere mejorar. El médico deberá entablar una conversación con el paciente para hablar sobre todas estas cuestiones y poder, por un lado, hacer un diagnóstico y, por el otro, explicar cuál sería su plan de tratamiento.
Hay que tener en cuenta que en medicina estética no se paga por un resultado definitivo como quien paga por ver una película en el cine. Es tarea del médico determinar hasta dónde se puede mejorar y qué zonas son las que se deben tratar. Entonces ¿qué se debe esperar? Con la medicina estética se puede esperar mejorar aspectos que se tenían hace algunos años, entre 5 y 7 años. Pero en ningún caso se debe esperar rejuvenecer 10 años o más. Esto tampoco es natural y entonces se caerían en los errores que se ven en prensa, además de ser señalados por la gente de alrededor.
Hay que entender que la medicina estética está para ayudar a envejecer de una forma más natural y elegante, pero jamás debería intentar eliminar por completo los signos del envejecimiento. Atenuar arrugas de expresión, mejorar la calidad y brillo de la piel, eliminar manchas solares o pequeños capilares, revoluminizar pómulos o labios sí que son resultados que se pueden esperar. En ningún caso se debería querer borrar completamente las arrugas de la frente o “patas de gallo” si se sobrepasan los 40 o tener labios carnosos y llenos de volumen si no fueron la seña de identidad cuando se era más jóvenes.
Para todo ello, tratamientos como los rellenos de gel de ácido hialurónico (producto sanitario de origen sintético y completamente reabsorbible), la toxina botulínica (más conocida como Bótox), los láseres, peelings, etc. ayudarán al médico a conseguir remodelar y restaurar lo que previamente se había hablado en la primera visita de información y diagnóstico. Es importante tener un plan o calendario de tratamiento pactado con el médico para que el tratamiento vaya obteniendo resultados progresivos y se pueda ir valorando la evolución y la necesidad de otros tratamientos o no en un futuro.
Por ejemplo, el tratamiento podría empezar por “renovar” la piel mediante un peeling dando más luminosidad y brillo a la piel, al mes siguiente dar volumen al área de los pómulos de forma sutil para que mejoren las arrugas nasolabiales, un mes más tarde relajar algunas arrugas del entrecejo y “patas de gallo”, etc. Y de esta forma ir evolucionando y mejorando de forma progresiva el aspecto sin cambios radicales, de forma segura. Es importante que el médico vaya apuntando en el plan de tratamiento los productos que utiliza y que estos sean seguros, testados y de reconocimiento mundial.
Hay que huir de productos milagro o sustancias de los que no se pueda encontrar información adecuada, y por supuesto, en el caso de inyectables que no estén dados de alta en la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios).
Con todo esto, sólo queda dar ese paso y acudir a alguno de los centros reconocidos y contrastados por otros pacientes para solicitar una cita y conocer al médico que valore cuáles son las opciones más seguras y eficaces para recobrar aquellos rasgos que hacían que sentirse bellos y, por lo tanto, sentirse a gusto otra vez y recobrar la confianza con uno mismo sea mucho más fácil.