Un estudio realizado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado cómo las aves de diferente coloración de plumaje presentan una prevalencia distinta de infección por parásitos sanguíneos de la malaria aviar. Según los resultados obtenidos, la prevalencia de estos parásitos es mayor en los individuos de plumaje oscuro que en los de plumaje claro. Esto podría deberse a una respuesta inmune diferente frente a patógenos entre halcones de diferente coloración. El estudio ha sido publicado en la revista Biology Letters.
La especie estudiada ha sido el halcón de Eleonor, una rapaz migratoria de larga distancia que inverna en Madagascar y cría en islotes de la cuenca mediterránea y las Islas Canarias. Los investigadores capturaron 183 halcones adultos de diferente coloración (morfos claro y oscuro) en el islote de Alegranza, en las Islas Canarias, a lo largo de nueve años.
“Algunas especies de rapaces presentan importantes diferencias en la coloración de su plumaje que no dependen de la edad ni del sexo de las aves, sino que en una misma población coexisten individuos con plumaje oscuro frente a otros que presentan una coloración más clara. Este fenómeno, conocido como polimorfismo de la coloración, se debe a la presencia de características genéticas diferentes que se asocian, además de con el color del plumaje, con el comportamiento, fisiología y capacidad de respuesta frente a patógenos de los distintos tipos”, explica la investigadora del CSIC Laura Gangoso, de la Estación Biológica de Doñana.
Mediante una pequeña muestra de sangre de las aves, los investigadores identificaron la prevalencia de parásitos sanguíneos de la malaria aviar de los géneros Plasmodium, Haemoproteus y Leucocytozoon. Del total de 183 individuos, 27 estaban infectados por estos parásitos, principalmente del género Plasmodium, y la prevalencia era mayor en los halcones de morfo oscuro. “Estos resultados ponen de manifiesto la relación existente entre el polimorfismo de coloración en las aves silvestres y la capacidad de estas especies para combatir sus patógenos”, concluye la investigadora.
El estudio ha sido financiado por el Programa Severo Ochoa de Centros de Excelencia y el Cabildo Insular de Lanzarote.