Nuevos casos de sarampión detectados en Estados Unidos han vuelto a poner de actualidad el debate sobre si es conveniente vacunarse o no, ya que la mayoría de los que han contraído recientemente esta enfermedad no habían utilizado la vacuna.
La polémica no se circunscribe únicamente a EE UU, puesto que en Europa también ha habido brotes de sarampión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 2014 y lo que llevamos de 2015 se han detectado más de 1.600 casos en Italia y más de un millar en Alemania, mientras que en España se han producido varios brotes de sarampión en los últimos años, registrándose unos 3.500 casos el año de mayor incidencia, 2011.
Debido a estos casos, se ha reabierto este viejo debate sobre la conveniencia o no de vacunarse contra el sarampión y hasta qué punto pueden influir las cada vez más populares corrientes “antivacunas”.
La vacuna del sarampión se aplica en España junto con las vacunas de otras dos enfermedades víricas, la rubéola y la parotiditis (paperas), mediante la que se conoce como vacuna triple vírica. Esta vacuna resulta polémica desde hace más de quince años, cuando el investigador británico Andrew Wakefield publicó unos estudios que la relacionaban con el desarrollo del autismo. Pero años después, se demostró que las publicaciones de Wakefield eran fraudulentas y se retiraron.
El investigador fue demandado y condenado a no poder practicar la medicina en el Reino Unido, aunque el daño ya estaba hecho.
Actualmente sigue habiendo muchos padres que recelan de esta vacuna y consideran que no es segura ponérsela a los niños, aunque no exista ninguna evidencia real que relacione la vacuna triple vírica con el autismo y los beneficios de esta vacuna superen claramente los riesgos.
Desconfianza de los padres
Existe mucha información infundada en contra de las vacunas, sobre todo en Internet, lo que favorece la desconfianza y el miedo de los padres a la hora de ponérsela a sus hijos. Los padres tienen a su disposición demasiada información contradictoria al respecto, y por ello muchos optan por prescindir de la vacuna, pues piensan que no es segura.
Dos de las preocupaciones más frecuentemente mencionadas por los padres respecto a la seguridad de las vacunas son la presencia del conservante tiomersal y la sobrecarga del sistema inmune.
Sobre el tiomersal, nada en la evidencia científica disponible indica que su uso no sea seguro dentro de los márgenes legales. Su presencia, en cualquier caso, cada vez es menos común en las vacunas, pues los fabricantes lo están eliminando de la composición. La posible sobrecarga del sistema inmune, un argumento utilizado sobre todo contra la aplicación simultánea de varias vacunas, resulta poco sostenible si se tiene en cuenta que ya de forma natural los niños están expuestos a una elevadísima cantidad de antígenos, exposición que permite que su sistema inmune se desarrolle y funcione correctamente.
Información para vacunarse
El desafortunado caso de la triple vírica y su falsa relación con el autismo, sin embargo, no invalida la necesidad de un adecuado debate científico y social sobre si realmente es necesario vacunarse por sistema contra todas aquellas infecciones de las que existe alguna vacuna disponible.
La posición férrea de muchos pediatras a favor del uso de las vacunas y la presión de los medios es muy fuerte, y da lugar a que muchos padres no encuentren el necesario espacio de comprensión para tratar sus dudas y preguntar sobre sus miedos. Es necesario dejar a un lado las posiciones extremas y los prejuicios y mejorar la relación médico-paciente para contribuir a mayores tasas de vacunación.
Para OCU, cuestionarse o tener una actitud crítica con respecto a los medicamentos es algo positivo en nuestra sociedad, donde queremos pacientes más autónomos y empoderados. Pero para esto es fundamental que se recabe información rigurosa e independiente; es decir, libre de conflictos de intereses.
Y es que, aunque la práctica de la vacunación ha demostrado con creces sus beneficios, ni mucho menos todas las vacunas tienen la misma utilidad o relevancia. De hecho, existen vacunas cuya inclusión en el calendario oficial de vacunación no está justificada en términos de salud pública.
Hay incluso vacunas sobre las que existen fundadas razones para pensar que sus beneficios no son tan generalizables como se pensaba. Existen dudas, por distintas razones, sobre las vacunas de la gripe, de la varicela en niños o de la gastroenteritis, por mencionar algunos casos. Cada circunstancia requerirá de una evaluación individualizada, y su discusión y explicación sin paternalismos al paciente, que es el principal interesado.
Conviene recordar por último, que para padres que no hayan vacunado a sus hijos basándose en el calendario oficial, existen calendarios adaptados para otros casos. Lo conveniente es preguntar en el centro de salud o al pediatra.