«La mayoría de las donantes tienen un estilo de vida solidario. Además de donar óvulos, muchas de ellas están en alguna ONG, donan sangre o realizan otras actividades de manera totalmente altruista», explica Imma Saumell, directora del laboratorio Embriogyn. En su consulta, en la calle Estanislau Figueres, ella atiende todo tipo de emociones. Mujeres que acuden esperanzadas por tener hijos y, otras, entusiasmadas por ayudarlas. «En la clínica decimos que tenemos dos medias naranjas. Nosotros nos encargamos de juntarlas», cuenta Saumell.
Según la Ley de Reproducción Asistida, en España pueden ser donantes de óvulos las mujeres que tengan entre 18 y 35 años que no posean enfermedades genéticas, que estén capacitadas emocionalmente para realizar la acción y que no sean adoptadas –es necesario conocer el historial médico de los familiares–.
El proceso, como ya se supone, es bastante más largo que en el caso de la donación de esperma. Antes de la extracción, las mujeres deben seguir un tratamiento que dura entre 12 y 14 días aproximadamente. Es lo que se conoce como «estimulación del ciclo ovárico», durante el cual las donantes deben administrarse unas inyecciones y acudir periódicamente a la clínica para que se le realicen ecografías y análisis hormonales. De esta manera se comprueba que todo evoluciona correctamente y la paciente no corre ningún riesgo.
Pasados los 14 días, y si todo ha ido como se esperaba, se procede a la extracción de los óvulos a través de una intervención ambulatoria con anestesia local o general leve.
«Si las donantes se someten a este proceso es porque realmente quieren ayudar. Las mujeres se implican emocionalmente en el tratamiento», explica la directora del laboratorio Embriogyn.
Donantes anónimas
En España, una mujer puede donar óvulos un máximo de seis veces en su vida. El proceso en todo caso es anónimo, y aunque la receptora no puede saber quién ha sido su donante, sí puede conocer ciertas características, como la altura, el peso, el color de ojos o la raza, por ejemplo.
Además, antes de la donación, la mujer se somete a un estudio en el que se analiza su estado de salud físico y mental. «Gracias a esto, en algunos casos hemos ayudado a detectar enfermedades que algunas mujeres desconocían que tenían. Así, por el simple hecho de ser solidarias, se llevan una información muy útil para su vida personal», agrega Saumell.
Entrevista a Aida Gómez, donante de óvulos:
"Lo haría incluso sin recompensa económica"
- ¿Por qué se decide por donar óvulos?
- Estuve haciendo prácticas en una clínica de reproducción asistida y vi las dos caras de la moneda. Veía la ilusión de las madres que comenzaban el tratamiento y me decidí por ayudarlas.
- Y ahora que se ha animado, ¿le gustaría conocer a la receptora?
- Tengo curiosidad, pero es mejor no hacerlo. Si supiera a quién va destinada mi donación me gustaría ver cómo evoluciona el embarazo, saber si ha sido niño o niña, ver cómo crece... No creo que eso sea bueno, porque te implicas demasiado.
- Algunas mujeres no donan óvulos porque sienten que otra persona tendrá un hijo suyo. ¿Qué opina?
- Si se piensa de esa manera, es mejor no hacerlo. Se debe tener en cuenta que se está donando una célula, que tiene un potencial muy grande, pero que no es más que eso. La donación no se puede convertir en tu hijo en ningún momento. A las chicas que se plantean eso las invitaría a reflexionar, porque les podría suponer un trauma si lo hacen.
- ¿Y qué siente después de la extracción?
- Aunque durante todo el proceso estoy muy nerviosa, el día de la intervención es especial. Después de los 14 días de tratamiento no te quedas con la sensación de que todo ha acabado. Sigues pensando en que has ayudado a alguien, y que tus óvulos darán vida.
- Si la donación no tuviera la retribución económica de 900 euros, ¿lo haría igualmente?
- Sí. Por supuesto que el dinero ayuda, pero no es el principal motivo por el que lo hago.
- Se la ve muy contenta. ¿Cree que su felicidad es equiparable a la que siente la receptora?
- Quien recibe los óvulos cumple un sueño, y aunque estoy feliz por ello, yo no tengo esta sensación. Nunca eres 100% consciente de lo que estás haciendo
- ¿Algún miedo?
- Sí, por supuesto. Soy consciente de que la medicación es muy cara, y temo no ser capaz de cumplir con lo que se espera de mí, a pesar de haber pasado todas las pruebas previas. Detrás de una donación está la ilusión de una mujer.
-¿Cambia algo en su día a día durante el tratamiento?
- Mi estado de ánimo es como si tuviera la menstruación. Tengo cambios de humor, me siento hinchada... Antes de iniciar el proceso ya me habían informado de todo, y por eso me pareció algo normal. Lo que más incomoda son las inyecciones.
- Después de verla a usted, ¿alguien de su entorno se ha animado a donar óvulos?
- De momento no, aunque mi familia y mi pareja me apoyan en todo. Aceptan mi decisión y se preocupan por mi estado de salud durante todo el proceso, aunque tampoco preguntan demasiado.
- ¿Le gustaría tener hijos?
- Todavía soy muy joven, tengo 23 años. Aún así, estoy convencida de que me gustaría tenerlos en un futuro.
