A pesar de lo alarmante de las cifras, la Dra. Teresa Sanchez Miguet, directora médica del Servicio de Oftalmología del Hospital Nisa Virgen del Consuelo, afirma que el verdadero problema reside en aquellas personas que aún están por diagnosticar, ya que al ser una enfermedad asintomática, muy difícil de detectar en los estados iniciales, hasta que se encuentra en una fase avanzada. Se calcula que el 50% de los enfermos que lo padece lo desconoce, por lo que no han recibido ningún diagnóstico concreto.

El glaucoma es una enfermedad ocular que se caracteriza por la pérdida de visión como consecuencia de un daño en el nervio óptico. El glaucoma está íntimamente relacionado con el aumento de la presión intraocular, aunque se barajan también causas de origen vascular y genético. Si el glaucoma no es atendido, las personas empiezan a notar que ya no ven como antes,  pierden lentamente la visión lateral (periférica), es como si estuvieran viendo a través de un túnel. Con el tiempo, la visión central también puede disminuir hasta que se pierde por completo. El glaucoma se puede desarrollar en un ojo o en ambos.

La atrofia del nervio óptico es irreversible, y si no se trata, llevará a la ceguera. Para evitarlo el Dr. Juan Miguel Tomas Torrent, director médico del Servicio de Oftalmología  del Hospital Nisa Virgen del Consuelo junto a la Dra. Sánchez-Minguet recomienda:

- Realizar revisiones médicas, especialmente cuando hay antecedentes familiares, en casos de miopía alta, y anualmente a partir de los 40 años. - Obtener el diagnostico inicial de forma prematura para frenar su progresión en los estados iniciales y ralentizar el deterioro del nervio óptico. - Reducir la presión del ojo en las primeras etapas del glaucoma, lo que permite detener el progreso de la enfermedad y ayuda a proteger la visión, disminuyendo la pérdida de visión.