Desde hace tiempo se sabe que trabajar una jornada prologada puede aumentar el riesgo de malformaciones fetales, parto prematuro, nacidos muertos y bajo peso fetal al nacer.
Desde hace tiempo se sabe que trabajar una jornada prologada puede aumentar el riesgo de malformaciones fetales, parto prematuro, nacidos muertos y bajo peso fetal al nacer.
Claudia Snijder y colaboradores estudiaron el crecimiento fetal en 4680 embarazadas desde el comienzo del embarazo. A la mitad de su embarazo, se estudiaron las condiciones de trabajo y las necesidades del trabajo, insistiendo en los periodos de estar de pie o caminando, cambios de turnos de trabajo y duración en horas del trabajo. Un 38,5% de las mujeres pasaron mucho tiempo de pie y 45,5% tenían que caminar por periodos prolongados, mientras que 4% alternaban turnos de trabajo nocturno.
El crecimiento fetal se midió a intervalos durante el embarazo y en el momento del nacimiento. Las embarazadas con trabajos muy demandantes y prolongados no se asociaron con restricción del crecimiento, peso al nacer o parto prematuro. Además, trabajar hasta las 34-36 semanas de embarazo no tiene impacto negativo sobre el desarrollo fetal.
Las mujeres que permanecían mucho tiempo de pie durante el embarazo, en trabajos como dependientas, cuidado de niños o enseñanza, tuvieron hijos con una media de un cm de perímetro cefálico que la media de los restantes niños. Las embarazadas que trabajaron más de 40 horas semanales tuvieron hijos más pequeños que las madres que trabajaban 25 horas semanales. La discordancia de pesos fetales se produjo durante el tercer trimestre de vida intrauterina.