El Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI) participa en el día internacional de las personas con discapacidad que se celebra el 3 de diciembre

En el mundo una de cada 10 personas viven con algún grado de discapacidad. El 69,5% de las discapacidades se dan en mayores de 65 años y de los que sobrepasan dicha edad, un 32,5% padecen alguna deficiencia.

Estos datos avalan la necesidad del día internacional de las personas con discapacidad, el 3 de diciembre, tras su proclamación por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2009. Es más, el Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI) considera que es necesario aumentar el grado de sensibilización hacia la opinión pública, dirigida a la integración laboral y social de estas personas.

Valoración.- Pero para que una persona sea identificada con algún tipo de discapacidad, es requisito imprescindible la aplicación de diversos índices o baremos que miden la capacidad necesaria para la realización de actividades básicas de la vida diaria (AVD). Los métodos empleados son varios, si bien los más utilizados son el índice de Barthel y el de Maryland.

Estos índices tienen en cuenta las actividades elementales diarias: comer, el traslado autónomo entre el sillón y la cama o viceversa, el aseo personal, la utilización del WC, desplazarse, vestirse y desnudarse, controlar las heces o la orina.  Analizando todas estas variables, el profesional puede catalogar al paciente en función de su situación y comprobar el grado de dependencia. Así, la puntuación cero, indica dependencia total, mientras que 100, marca la independiente completa.

En lo relativo al control de orina, el método aplica un cero al incontinente o al sondado, incapaz de cambiarse la bolsa recolectora de orina y un 10 al continente que al menos lo sea durante siete días seguidos.

 

Merece consideración especial la valoración aplicable a los parapléjicos por lesión medular, en columna dorsolumbar y lumbosacra (nunca por debajo del 80% de discapacidad);  así como los tetrapléjicos por lesión medular cervical y o dorsal (nunca por debajo del 90%). Este sistema es habitualmente conocido como la fórmula del 80-90.

Pero no sólo los lesionados medulares se pueden catalogar como discapacitados. Algunos padecimientos tan frecuentes como las deficiencias mentales, auditivas, visuales, del lenguaje, viscerales, articulares y óseas y naturalmente del sistema nervioso justifican una pertinente valoración de discapacidad.

Incontinencia- La incontinencia urinaria (IU) puede aparecer como asociada o como dependiente, e incluso en algunos supuestos, el mecanismo revierte en sentido contrario, y el problema o la patología del incontinente es la que desencadena la discapacidad. Además, sea por un mecanismo o por otro, el factor incontinencia colma el vaso en las familias que cuidan a un discapacitado, al agregar este problema al ya de por si trascendente elemento de base y sus repercusiones.

No olvidemos que una vejiga de un lesionado medular, por ejemplo, no recibe el estímulo idóneo para desencadenar la micción, eliminándose por tanto la señalización y el establecimiento del neurocircuito desde el cerebro y no controlando la voluntariedad del proceso.

El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Madrid ha realizado en noviembre de este año una encuesta con un resultado relevante. El 92% de los mayores encuestados respondían que padecían IU. El estudio puede ampliarse al  contemplar las diferencias  en las situaciones de incontinencia debida a enfermedad (diabetes, insuficiencia renal, lesiones neurológicas, etc.) condicionando la discapacidad.

Medidas paliativas- Las medidas terapéuticas paliativas se deben implantar considerando todos los aspectos: físico, psíquico, químico, mecánico y lógicamente en los casos donde la discapacidad desarrolle incontinencia, tratando ambos factores a la par (la patología de base y la incapacidad para retener la orina).

La rehabilitación juega un papel básico en las circunstancias que desemboquen en secuelas mecánicas o físicas. Y los criterios de valoración de la discapacidad atribuible a la incontinencia urinaria dependen básicamente de si la mencionada incontinencia es completa o parcial.

Higiene y absorbentes.- Frente a la incapacidad retentiva vesical, la higiene meticulosa, el abundante aporte de líquidos y el absorbente o el colector adecuado son básicos para la mejora de la situación social, doméstica, familiar, además de psíquica y de la vida de relación.

Los absorbentes juegan de nuevo un papel fundamental y desde el ONI (www.observatoriodelaincontinencia.es) no nos cansaremos de repetir que el absorbente debe de ser el adecuado a la severidad de la incontinencia, a la movilidad y a la talla del usuario, mejorando con ello y de manera inmediata, su calidad de vida.