Coincidiendo con la celebración estos días de la Feria BIOSPAIN en Bilbao, donde los factores de regeneración biológica, más conocidos como "factores de crecimiento" han sido foco de atención, Policlínica Gipuzkoa hace públicos sus resultados

El equipo de cirugía cardíaca que dirige Ignacio Gallo ha liderado dos estudios de investigación básica con factores de crecimiento: el primero aplicado a la regeneración del esternón tras una cirugía cardíaca, que entró en fase clínica con pacientes en 2008, obteniendo excelentes resultados en los más de 2.000 pacientes estudiados. Y el segundo, orientado a la regeneración del miocardio tras un infarto, todavía en fase experimental con ovejas, en su laboratorio, obteniendo resultados muy esperanzadores y avanzando a buen ritmo.

Los factores de crecimiento son sustancias en su mayoría de carácter proteico, que se encuentran en la sangre y cuya función es estimular la proliferación celular y acelerar el proceso de regeneración y cicatrización. Según explica el cirujano cardiaco Ignacio Gallo, “la medicina regenerativa abre un horizonte tremendamente esperanzador con grandes avances para la calidad de vida de los pacientes operados de corazón”.

El equipo de Cirugía Cardiaca que dirige Ignacio Gallo es pionero en la aplicación de factores de crecimiento para la regeneración del esternón en cirugía cardiaca obteniendo excelentes resultados desde su aplicación, que han sido publicados por las principales revistas científicas internacionales. Cuenta para ello con un quirófano experimental en el Parque Tecnológico de Vitoria, en Miñano, que comparte con sus colegas y pioneros en la aplicación de factores de crecimiento en sus respectivas especialidades, el traumatólogo, Mikel Sánchez y el cirujano máxilofacial, Eduardo Anitua.

La cicatrización del esternón

Toda intervención de cirugía cardiaca requiere la rotura del esternón para poder acceder al corazón. Esta impresionante cicatriz, de alrededor de 35 centímetros de longitud, se convierte, en ocasiones, en desagradable protagonista del procedimiento por el riesgo que conlleva su proceso de cicatrización con posibles infecciones, molestias dolorosas, etc. “El 6% de los pacientes intervenidos registraba alguna complicación en la cicatrización de esta herida y, de estos, la mortalidad puede llegar al 40% de los pacientes que sufren una complicación por la mala consolidación de la herida esternal”, afirma el cardiocirujano Ignacio Gallo.

Con la aplicación de factores de crecimiento, el equipo de Ignacio Gallo ha demostrado, tras su aplicación en más de 2.000 pacientes, que “se han reducido notablemente las molestias en el proceso postoperatorio, se ha acelerado la cicatrización, se han anulado los procesos infecciosos y los pacientes se han recuperado más rápido y con menos molestias, siendo excepcionales los casos en los que se ha tenido que reintervenir”.

Según los resultados obtenidos por este equipo, sin factores de crecimiento, las complicaciones de la herida esternal se cifran en el 6% de los pacientes operados de corazón. Se da la circunstancia de que Policlínica Gipuzkoa tiene concertada su actividad de cirugía cardiaca con Osakidetza desde 1988, beneficiándose estos pacientes de las ventajas de la aplicación de los factores de crecimiento en cirugía cardiaca.

Regeneración del miocardio

El equipo del cirujano cardiaco, Ignacio Gallo, se encuentra inmerso en un segundo proyecto de investigación con factores de crecimiento aplicados a la regeneración del miocardio tras un infarto. Este estudio se encuentra todavía en fase experimental con ovejas, siendo el animal elegido para el estudio la oveja latxa, para lo que el equipo trabaja en colaboración con el centro veterinario Neiker-Tecnalia.

De prosperar este estudio y en palabras del cirujano cardiaco Ignacio Gallo, las ventajas para el paciente se traducirían en “una mejor calidad de vida, mayor potencia del corazón y menos fatiga tras sufrir un infarto de miocardio”. “Estamos tratando de ver si podemos conseguir regeneraciones de tejido muscular del corazón, estimulando las células vivas para regenerar las zonas traumatizadas o muertas, a través de la aplicación de factores de crecimiento. Hasta el momento, observamos que sí estamos consiguiendo la aparición de nuevos vasos minúsculos, lo que nos demuestra que estamos logrando provocar un proceso de regeneración vascular en ese tejido infartado”.