Impulsar al mexicano por el camino de la educación resulta siempre un acierto, ya que la educación es una de las herramientas indispensables para erradicar la pobreza.

Ese es el ideal de muchas personas que buscan, por medio de la filantropía, darle una oportunidad a quienes más lo necesitan, impidiendo que busquen en otros terrenos que pueden resultar más peligrosos.

Es así como la existencia de Christel House de México nos hace sentirnos orgullosos, porque sabemos que hay instituciones que dan la oportunidad de transformar sus vidas a 344 niños y jóvenes de forma directa, y más de 1,700 de forma indirecta (padres de familia, hermanos y tutores) que viven en situación de extrema pobreza urbana con problemas de insalubridad, violencia familiar y vivienda.

Christel House fue fundada en 1998 por la Sra. Christel DeHaan, exitosa empresaria que ha dedicado su tiempo y energía a la filantropía, como una retribución a los países que le habían dado la oportunidad de establecer su negocio. Por ello se encuentran en la India, Venezuela, Sudáfrica, Estados Unidos y México, implementando un programa preventivo e integral.

“Como primer paso, los niños son seleccionados a partir de estudios socio-económicos minuciosos, así como de evaluaciones que garantizan el potencial de aprendizaje”, nos explica María Cristina Compeán Palacios, encargada de Desarrollo Institucional. “Los niños cuando ingresan muchas veces llegan sin ningún hábito alimenticio, ni académico, probablemente con algún problema familiar; cuando salen de aquí, se convierten en jóvenes que ya no se conforman con lo que tienen, buscan tener más y lograr sus objetivos de estudios”, agrega la licenciada Compeán.

Cuatro son los programas que se integran para la formación de un alumno: el de Educación académica, de Salud, Sociedad y por último Exalumnos. Los programas trabajan en conjunto para cumplir la meta de que sus alumnos se conviertan en miembros autosuficientes y productivos de la sociedad.

El de salud, por ejemplo, es un programa muy completo, ya que no sólo abarca la salud física sino también la mental, canalizando los casos especiales al subprograma indicado. Por otro lado, el aspecto de la nutrición es vital, ya que de él dependerá el rendimiento de cada alumno, de modo que se ofrecen 700 alimentos diarios (desayuno y comida) buscando asimismo disminuir problemas de desnutrición y/o obesidad según sea el caso.

Las familias constituyen un factor importante, ya que en casa se deben seguir los hábitos y valores aprendidos; por ello, cuentan con una escuela para padres que ofrece orientación y formación.

Christel House es una institución sin fines de lucro que, para lograr la sustentabilidad de sus programas, cuenta con el apoyo de diferentes tipos de donantes, de alianzas con escuelas y empresas, así como de donadores individuales que creen en el valor de la educación. “El programa de donación es una tarea difícil; apoyar la educación es un gran acierto en nuestro país, pero es un programa a largo plazo y muchas veces los donadores quieren ver un cambio inmediato.